La constructora brasileña Odebrecht, división del grupo homónimo y epicentro de un escándalo de corrupción de dimensión internacional, anunció este jueves que cambió su nombre para adoptar a partir de ahora las siglas OEC y una nueva identidad visual.
“Odebrecht Ingeniería y Construcción anuncia la renovación de su marca adoptando ahora las iniciales ‘OEC’”, señaló la compañía en un comunicado.
El cambio forma parte del proceso de reestructuración y transformación que inició la empresa tras reconocer su implicación en la trama corrupta destapada en la estatal brasileña Petrobras, cuya investigación se extendió a una decena de países en Latinoamérica y África.
La nueva identidad visual, desarrollada con el apoyo de la consultora Keenwork y que se empezará a utilizar a partir de este mes en todas las comunicaciones de la empresa, utilizará el verde, el azul y el gris, como nuevos colores de la marca.
En 2018, el grupo Odebrecht ya impulsó un cambio parecido, pero con su filial gasística, Odebrecht Óleo y Gas, a la que pasó a llamar Ocyan.
La constructora destacó en la nota algunas de las medidas que ha implementado en los últimos años para mejorar su gobernanza, como “la implementación de un nuevo sistema de conformidad, la incorporación de consejeros independientes”, además de un “proceso de sucesión que promovió a una nueva generación de líderes”.
También recordó los acuerdos firmados con las autoridades de ocho países (Brasil, Estados Unidos, Suiza, República Dominicana, Panamá, Ecuador, Perú y Guatemala), en los que reconoció las prácticas ilícitas cometidas, aportó pruebas de las mismas y pagó multas millonarias.
“Fue un camino intenso que nos permitió iniciar un proceso de reconstrucción de confianza y cuyos resultados ya están apareciendo en forma de importantes conquistas de nuevos proyectos desde el año pasado”, afirmó el presidente de la empresa, Fabio Januário.
Odebrecht protagonizó, junto con otras quince constructoras brasileñas, el mayor escándalo de corrupción en la historia del país al participar de una red que desvió, por medio de licitaciones fraudulentas y contratos inflados, millonarios fondos de Petrobras.
En Brasil, la operación conocida como Lava Jato ha llevado a prisión a importantes empresarios y políticos desde 2014, entre ellos a los expresidentes Luiz Inácio Lula da Silva, quien cumple desde abril de 2018 una condena de 8 años y 10 meses por corrupción y lavado de dinero; y Michel Temer, quien fue preso preventivamente durante cuatro noches en marzo pasado.
La corrupción en Odebrecht no se limitó a Brasil y se expandió por otra decena de países de Latinoamérica y África, cuyas autoridades investigan el pago de sobornos a sus políticos de parte de la constructora.