ARTICULO: Salud Mental: Ignorarla cuesta caro, equivocarse… mucho más

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Por: Dr. Manuel Mota Castillo
Psiquiatra,

Exclusivo para, y publicado originalmente en, la
Revista “El Mundo de los Negocios”, y desde ya en
varios de los demás Multimedios de The Ballester Group.

La palabra billones capta la atención de quienes las oyen o leen porque pensar en miles de millones, como decimos en República Dominicana “son palabras mayores.” En billones tenemos que hablar al abordar el tema del costo de la salud mental, y por eso se convierte en un tema que los economistas toman en serio.

La asociación que aboca por los derechos de los pacientes y familiares de personas con enfermad mental (NAMI por su nombre en inglés) ha declarado que no proveer tratamiento de salud mental es más caro para las industrias. Esta organización calcula que, en USA ignorar este tratamiento costaría 193 billones en perdida de ganancias potenciales del gigantesco complejo industrial y empresarial de esta nación.

Por otro lado, SAMHSA (división del departamento de salud norteamericano que maneja la salud mental y adicciones a substancias intoxicantes) ha pronosticado que para el 2020 el costo de tratar a individuos con trastornos mentales y adicciones tendrá un costo de 203.6 billones de dólares, que no incluye los problemas neurológicos. Cuando hablamos del tratamiento de enfermedades neurológicas, las más costosas son Demencia del tipo Alzheimer, Parkinson, Esclerosis Múltiple, pero cabe destacar que, en el 2017 la Demencia costo 259 billones y que esta suma ira aumentando con el paso del tiempo, si no encuentra una cura para esta enfermedad desbastadora.

El desglose de lo que cuesta tratar las enfermedades mentales y las adicciones es interesante, entre otras razones porque la distribución de los gastos podría sorprender a unos cuantos. Por ejemplo, la cantidad más elevada la encontramos en el pago de los hospitales y centros psiquiátricos, combinados con los proveedores de tratamiento ambulatorio como las oficinas privadas, con un 41% de esos 203.6 billones. El costo del manejo de los servicios que proveen las compañías de seguros es responsable por un 6% mientras que los centros de tratamiento prolongado (long-term care, en inglés) representa un 8%.

En cuanto a los servicios de detoxificación y rehabilitación de personas que consumen alcohol excesivamente y/o usan drogas ilegales se le atribuye un 21% que representaría una cantidad estimada entre 21 y 40 billones de dólares, considerando que los precios de medicinas como Suboxone y Vivitrol ya son genéricas y que el costo ira disminuyendo. Estos dos medicamentos son utilizados para disminuir el deseo de usar heroína (y drogas similares) y de ingerir alcohol, respectivamente. El estudio de SAMHSA estima que, tras la expansión del Medicaid por la implementación del llamado Obamacare (Healthcare Act) para el 2020 veremos un aumento de 350,000 personas adictas al alcohol, heroína, anfetaminas, pastillas con derivados del opio, cocaína y otras drogas por cuyo tratamiento el Medicaid pagara 6.8 millones de dólares.

En relación con el costo de los servicios hospitalarios, no solo de salud mental la revista Reader’s Digest publico (en el 2016) un análisis de algunos cargos extravagantes que muchos centros médicos incluyen a sus facturaciones: $53.00 por un par de guantes no estériles, $6.25 cada vez que una enfermera le entrega una pastilla a un paciente, $8.00 por una caja (en miniatura) de Klennex, $15.00 por una pastilla de Tylenol genérico (acetaminofeno). Sobre este tema el noticiero de la cadena CBS reporto el caso de un hospital en Utah que incluyo en una factura $40.00 por “manejo de piel a piel”, que es la forma de esconder con palabras el que una enfermera agarro al recién nacido y los acostó en una cunita. Así de creativo pueden ser algunas personas, como el que se inventó “mucus recovery system” para referirse a la cajita de Klennex con el nombre de “sistema para atrapar los mocos”.

La lista de desperdicio de dinero en los hospitales y Centros de Urgencias es extensa, pero por razones de espacio mencionare solo la costumbre de muchos médicos de ordenar una “rutina” de laboratorios antes de ver al paciente. Otros exigen un CT-scan o una resonancia magnética (aproximadamente $2,000.00) cuando les ponen una consulta, en sala de emergencia o con el paciente ya hospitalizado.

Para concluir, y como nota curiosa mencionare que cuando fui estudiante de medicina se diagnosticaba una apendicitis con exámenes físicos y la historia del dolor. Ahora, tienen que hacer un CT-scan del abdomen y con ello aumentan el costo y exponen al paciente a que el apéndice explote y provoque una infección diseminada en el abdomen (peritonitis), lo cual es un cuadro muy severo. Y una anécdota: en Arizona, una paciente me dice que su padre fue a una sala de emergencia con dolor en el pecho y que le hicieron análisis de sangre y un electrocardiograma, pero no le encontraron una causa. Lo despacharon con un referido a un cardiólogo y pocos días después recibió una factura por $2,300.00. Le pedí que llamara a su padre porque le haría una pregunta y cuando el caballero vino al teléfono, le dije que se apretara con mucha fuerza el esternón (hueso que conecta las costillas en el centro del pecho) y cuando lo hizo escuche un quejido. El problema era una inflamación (llamada osteocondritis) del cartílago que conecta estos huesos la cual se alivió con unas pastillas de ibuprofeno que compro sin receta. Desafortunadamente, la llamada “medicina protectiva” ha inflado los costos del cuidado medico a niveles que podríamos catalogar como fuera de control.

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