La infraestructura es uno de los pilares fundamentales en el desarrollo de las naciones, facilitando el desarrollo de la mayor parte de las actividades económicas, sociales, civiles y culturales de una sociedad. El concepto de infraestructura incluye calles, edificios, túneles, tuberías, postes, instalaciones y otros elementos que permiten desarrollar las actividades mencionadas anteriormente.
En los últimos decenios, Chile ha sostenido avances notables en provisión de infraestructura pública; no obstante, nos hemos visto en la encrucijada de responder rápidamente al déficit en infraestructura para mantener el crecimiento económico y alcanzar así el desarrollo, muchas veces con un impacto sobre la naturaleza en la que se asienta, sobre el terreno que ocupa, produciendo unos efectos sobre la actividad económica asociados a su construcción y utilización y teniendo, por tanto, una influencia muy importante en el desarrollo de la sociedad que las utiliza.
Hoy es fundamental incorporar el concepto de infraestructura sostenible, entendida como aquella que soporta la estructura social, económica y ambiental de un modo integrador y de forma que no quede ninguna de ellas favorecida en detrimento de las demás.
Uno de los primeros avances en sustentabilidad y eficiencia energética lo constituye la implementación de un método de “Certificación de Edificio Sustentable a estándar mundial”, labor que realizó el Instituto de la Construcción con el aporte económico de InnovaChile de Corfo y el apoyo técnico de Idiem de la Universidad de Chile. Este sistema cuenta con el respaldo de la Dirección de Arquitectura del Ministerio de Obras Públicas, la Cámara Chilena de la Construcción y el Colegio de Arquitectos. La iniciativa va en la dirección de construir una infraestructura sostenible considerando esta mirada en todo el ciclo de vida de un proyecto, y constituye una valiosa experiencia para avanzar en la caracterización de atributos transversales para la provisión de una infraestructura sostenible a nivel ministerial.
En la actualidad y con miras al cumplimiento de los compromisos del acuerdo de París en materia de sostenibilidad, los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas y las acciones necesarias para la adaptación y mitigación al cambio climático, el Ministerio de Obras Públicas en conjunto con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y la Universidad de Harvard, han estado desarrollando un estudio de análisis de aplicabilidad del Sistema de Calificación de Infraestructuras Sostenibles, ENVISION. Esto servirá de base para una propuesta para establecer un sistema de calificación de la sostenibilidad de proyectos de infraestructura y avanzar en un sistema de certificación de infraestructura sostenible.
En el logro de este objetivo es necesario incorporar al momento de planificar, financiar y construir la infraestructura pública una nueva mirada en materia de calidad, una coordinación intersectorial e integrada, entre la provisión de la infraestructura y el modelo deseado de desarrollo territorial, y un nuevo enfoque en criterios de priorización de las inversiones para un desarrollo sostenible. Es necesario incluir aspectos de sustentabilidad en las obras de infraestructura, tales como cambio climático, eficiencia energética, eficiencia hídrica, el uso sustentable de recursos naturales, entre otros.
En el acuerdo firmado en noviembre de 2017, entre el Ministerio de Obras Públicas, la Cámara Chilena de la Construcción y el Instituto de la Construcción, se ha mandatado al Centro de Innovación para la Infraestructura – CII, para continuar el desarrollo del proceso de adaptabilidad del sistema y el diseño de la estrategia de implementación y despliegue, abordando de una forma colaborativa, con los distintos actores relacionados e interesados, que forman parte de la industria de la construcción.
La provisión de una infraestructura sustentable es particularmente relevante para nuestro país, pues posee el potencial de crear oportunidades, mejorar la calidad de vida de las personas y reducir los niveles de desigualdad, junto con efectos positivos sobre la productividad y la competitividad, lo que se traduce en la generación de nuevos empleos, nuevas líneas de negocio y mercados. Además, para un país expuesto a desastres naturales, cada vez con mayor frecuencia, es necesario incorporar el concepto de resiliencia y redundancia a nuestra infraestructura.