Ciudades resilientes, el paso clave a la sostenibilidad

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Uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) que la Organización de Naciones Unidas ha señalado de cara a erradicar la pobreza, proteger el planeta y asegurar la prosperidad para todos está relacionado con el desarrollo de los núcleos urbanos: “Lograr que las ciudades y los asentamientos humanos sean inclusivos, seguros, resilientes y sostenibles”.

La resiliencia a la que hacen referencia se consigue cuando una ciudad es capaz de “evaluar, planificar y actuar para prepararse y responder a peligros naturales y creados por el hombre, repentinos y de inicio lento, esperados e inesperados, a fin de proteger y mejorar la vida de las personas, asegurar los beneficios del desarrollo, fomentar un entorno de inversión e impulsar un cambio positivo”.

Un mundo eminentemente urbano
¿Por qué Naciones Unidas se ha marcado este objetivo? La respuesta la encontramos en la creciente importancia que los grandes núcleos urbanos están acaparando en todo el mundo. Ya en la actualidad se estima que más de 3.500 millones de personas habitan en ciudades (883 millones en barrios marginales).

Esta tendencia nos llevará a un año 2030 en el que el número ascenderá a 5.000 millones, alrededor de un 70% de la población mundial. Si las ciudades no se convierten en mejores lugares donde habitar, la calidad de vida de buena parte de los seres humanos que hay en la Tierra sufrirá esa acumulación.

No en vano, esos núcleos urbanos ocupan solo el 3% del territorio pero representan entre el 60% y el 80% del consumo total de energía y expulsan a la atmósfera las tres cuartas partes del total de emisiones de carbono.

Esto se traduce en que el 90% de los residentes en ciudades respiran aire contaminado o, mejor dicho, que la propia OMS (Organización Mundial de la Salud) considera que no cumple con las medidas mínimas de seguridad.

Hacia la transición energética
Por tanto, este panorama deja claro que los gobiernos nacionales y las organizaciones supranacionales han de trabajar en hacer que las ciudades sean más resilientes y en este paso la transición energética será clave.

Una ciudad sostenible solo podrá serlo cuando la mayor parte de la energía que se consuma sea limpia. Es decir, debe evolucionarse hacia un modelo en el que se deje de utilizar cualquier fuente de energía basada en combustibles fósiles, como el petróleo o el carbón.

Y precisamente esa necesidad se convertirá en un acicate para acelerar la citada transición energética. De hecho, la propia ONU estima que si no se realiza una inversión adecuada para hacer nuestras ciudades más resilientes, se producirán desastres que provocarán costes anuales de 314.000 millones, y lo que es peor, se incidirá en un cambio climático que será causante de que en 2030 haya 77 millones más de pobres en las ciudades y aumenten esos desastres.

MAPFRE ha elaborado su propio Mapa Corporativo de ODS de la compañía, priorizando el compromiso de la misma en los 9 Objetivos para el Desarrollo Sostenible donde la aseguradora tiene más capacidad de contribuir en función de su actividad, tanto directamente como a través de su Fundación. Como empresa global comprometida con las sociedades donde está presente asume este papel de una manera integrada, por eso la sostenibilidad forma parte indivisible del propio negocio.

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